domingo, 20 de marzo de 2011

Diseño del libro


Según Datus C. Smith, en su texto Guía para la publicación de libros, una más de las labores indispensables en proceso editorial es la realizada por el diseñador editorial, quien se encarga de determinar sus características. Su objetivo principal es crear un libro atractivo para el lector y, a la vez, transmita las ideas del autor lo más claro posible.

El tamaño de las páginas, el tipo de letra, los márgenes, la colocación de títulos, el papel, el número de páginas y el espacio entre líneas son algunas de las decisiones a tomar por el diseñador, el cual en ocasiones también funje como ilustrador y/o caligrafista, ello para evitar más contrataciones y elevar los costos de la producción del libro.

Un verdadero diseñador editorial debe contar con buen gusto artístico, amplio conocimiento en el proceso de edición y experiencia considerable en la impresión, de tal manera podrá desempeñar un trabajo que de como resultado una obra de arte.

Como lo menciona el autor, la mayor aportación de un diseñador la público y a la editorial es encontrar una presentación atractiva, legible y nítica a un bajo costo para al empresa que se traduzca en un menor precio al comprador.

Las partes donde dicho profesional debe hacer mayor uso de su talento creativo, son la portada, el forro exterior y la primera página de cada capítulo. El reto al diseñar una portada consiste en crear algo llamativo y atractivo a simple vista, pues de manera instantánea debe invitar a las personas a tomarlo del estante de una librería. El forro de un libro debe cumplir la función de venderse por sí solo.

Otra de las labores del diseñador editorial es la selección del equipo y los materiales necesarios para la impresión del libro, para ello debe estar enterado a cerca de la disponibilidad y capacidad de la imprenta, la calidad de la mano de obra, los precios, el tipo de equipo, la cantidad de anticipo que solicitan, entre otros factores.

En su totalidad, el proceso de impresión corre a cargo del diseñador, él debe decidir la composición tipográfica (linotipo, monotipo, intertipo, etc.), el tipo de impresión (si el texto va acompañado de ilustraciones o no, la inclusión de colores distintos al negro), el tipo de papel y la encuadernación (grueso de la pasta, tela, color, etc.)

Sin duda, el éxito de un libro depende en gran medida del diseñador, quien tiene como objetivo crear una obra de arte agradable para todos y, sobre todo, con un presupuesto reducido. "Un libro no tiene que ser costoso para resultar atractivo", dice Smith.

  • Datus C. Smith: “6. Diseño del libro”, en: Guía para la publicación e libros, UdeG/ASEDIES-México, 1991.

jueves, 10 de marzo de 2011

Una gran labor poco reconocida: el corrector de estilo


En el proceso editorial es indispensable la labor del corrector de estilo, quien se encarga de hacer brillar el texto próximo a publicar. Un trabajo callado, dificilmente bien remunerado y poco reconocido es el realizado por estos amantes del lenguaje, la semántica y la sintáxis.

Dicha labor no es nada sencilla, quienes se dedican a la correción de estilo deben leer y releer cada párrafo para corregir todos los errores, tanto ortográficos como de sintaxis y semántica. Deben asegurarse que el texto esté bien construido para lograr transmitir al lector todas y cada una de las ideas planteadas por el autor del libro.

Un buen corrector de estilo se forma a través del gusto por la lectura y el buen uso del lenguaje, logrando así un cúmulo de conocimientos generales o en ocasiones especializados en algún tema. El bagaje cultural es un aspecto de suma importante en una labor como ésta, pues siempre se verá reflejada en el trabajo editorial del corrector.

Por otra parte, el corrector siempre debe respetar al autor y su texto. Aunque esta regla no aplica a quienes no respetan ni la gramática ni la lógica, pues un corrector de estilo no puede detenerse ante lo mal escrito, señalan Camilo Ayala y Alejandro Zenker en su texto "Correctores de estilo".

El mejor aliado de un corrector de estilo es el diccionario, al cual siempre recurrirá en casos de duda. Esto a pesar de los grandes avances en programas de ortografía, pues ninguna máquina áun es capaz de controlar el estilo de un texto. Un texto correctamente escrito debe ser claro y preciso, de ello se encargará siempre un buen corrector.

Desafortunadamente, muy pocas veces se reconoce la gran labor del corrector de estilo, quien se encarga de pulir y dar brillo a un texto que le fue entregado en bruto. Sin duda, el trabajo realizado por los correctores de estilo es fundamental para la publicación y el éxito de un libro.


Referencias
  • Camilo Ayala Ochoa, “Correctores de estilo”, en: Quehacer editorial, núm. 8, pp.7- 22.
  • Alejandro Zenker, “Día del corrector, de cómo se puede vivir sin correctores, pero por qué siguen siendo imprescindibles”, en: Quehacer editorial, núm. 8, pp. 23- 27.

lunes, 7 de marzo de 2011

La Feria en el Palacio...



Una fachada majestuosa recibe a los visitantes para emprender una nueva aventura, a pesar de ser el mismo lugar nada es igual. Entre colores, música, charlas y un sinfín de libros, la XXXIII Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería se lleva acabo con el apoyo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en especial la Facultad de Ingeniería.

De fondo, la música clásica acompaña a los asistentes durante su recorrido, es casi imposible ignorar alguno de los coloridos estánds. Unos espacios más grandes, otros más pequeños, pero al final todos ofrecen el mismo placer: el de la lectura.

Como en cualquier feria, hay para todos los gustos y bolsillos. Ahí es posible encontrar desde una revista universitaria o un libro de poesía, hasta un libro de física o química. Aunque los ejemplares más solicitados son los
best sellers o aquellos escritos por grandes autores como Gabriel García Márquez o el actual Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa.

Después de recorrer la planta baja, donde se encuentran los estánds más grandes como el de Grupo Santillana, es hora de subir por las imponentes escaleras del Palacio de Minería. En el descanso una obra de arte es fotografiada por la mayoría de los asistentes, se trata del Árbol de la Vida donado por artesanos mexiquenses a la UNAM.

En el primer piso una sala sobresale por su elegancia, es del Estado de México, quien esta ocasión es el invitado especial de la Feria. En aquel espacio se exhiben una serie de colecciones editadas para conmemorar la construcción de la Biblioteca Mexiquense del Bicentenario, tales como: "El cubo de luz", "Lectura de mochila", "Espiral de Babel" y "Espejo Humeante".

Rincón a rincón, las personas recorren el Palacio de Minería con el fin de encontrar un compañero perfecto, un libro que los acompañe a cualquier hora y a cualquier sitio. No hay asistente a la Feria que no salga con una nueva adquisición, estar ahí y salir sin un ejemplar bajo el brazo es casi inconcebible.

Al final del recorrido una gran satisfacción queda en cada uno de los visitantes, la nostalgia de no haber comprado todos los libros vistos y la emoción de comenzar a leer los ya adquiridos. Es hora de regresar a casa y disfrutar del placer de la lectura en compañía de un nuevo amigo. Otras experiencias y sensaciones nos espera en la próxima Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, donde seguramente nada será igual.