jueves, 10 de marzo de 2011

Una gran labor poco reconocida: el corrector de estilo


En el proceso editorial es indispensable la labor del corrector de estilo, quien se encarga de hacer brillar el texto próximo a publicar. Un trabajo callado, dificilmente bien remunerado y poco reconocido es el realizado por estos amantes del lenguaje, la semántica y la sintáxis.

Dicha labor no es nada sencilla, quienes se dedican a la correción de estilo deben leer y releer cada párrafo para corregir todos los errores, tanto ortográficos como de sintaxis y semántica. Deben asegurarse que el texto esté bien construido para lograr transmitir al lector todas y cada una de las ideas planteadas por el autor del libro.

Un buen corrector de estilo se forma a través del gusto por la lectura y el buen uso del lenguaje, logrando así un cúmulo de conocimientos generales o en ocasiones especializados en algún tema. El bagaje cultural es un aspecto de suma importante en una labor como ésta, pues siempre se verá reflejada en el trabajo editorial del corrector.

Por otra parte, el corrector siempre debe respetar al autor y su texto. Aunque esta regla no aplica a quienes no respetan ni la gramática ni la lógica, pues un corrector de estilo no puede detenerse ante lo mal escrito, señalan Camilo Ayala y Alejandro Zenker en su texto "Correctores de estilo".

El mejor aliado de un corrector de estilo es el diccionario, al cual siempre recurrirá en casos de duda. Esto a pesar de los grandes avances en programas de ortografía, pues ninguna máquina áun es capaz de controlar el estilo de un texto. Un texto correctamente escrito debe ser claro y preciso, de ello se encargará siempre un buen corrector.

Desafortunadamente, muy pocas veces se reconoce la gran labor del corrector de estilo, quien se encarga de pulir y dar brillo a un texto que le fue entregado en bruto. Sin duda, el trabajo realizado por los correctores de estilo es fundamental para la publicación y el éxito de un libro.


Referencias
  • Camilo Ayala Ochoa, “Correctores de estilo”, en: Quehacer editorial, núm. 8, pp.7- 22.
  • Alejandro Zenker, “Día del corrector, de cómo se puede vivir sin correctores, pero por qué siguen siendo imprescindibles”, en: Quehacer editorial, núm. 8, pp. 23- 27.

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